Universitat Rovira i Virgili

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Diccionario de historia de la enseñanza del francés en España (siglos XVI-XX)

FEIJOO, BENITO JERÓNIMO (Casdemiro, 1676 - Oviedo, 1764)

Ensayista e insigne representante de la Ilustración española. Profesó muy joven en la Orden Benedictina, en cuyos colegios se formó, entre ellos el de San Vicente en Salamanca, y en la Universidad de Oviedo. Aquí ocupó sucesivamente las cátedras de Teología Tomista, Sagrada Escritura, Vísperas de Teología y Prima. Al mismo tiempo fue maestro de novicios, lector y regente de estudios en el colegio de Oviedo y Maestro General de la Orden. Fernando VI le nombró consejero real. Su obra principal la componen el Teatro crítico universal (1726-1740) -un conjunto de 118 discursos que se publicaron en ocho tomos más un Suplemento o Adiciones-, y las 164 Cartas eruditas y curiosas (1742-1760) -cinco tomos más otro póstumo con las Adiciones-. Ambos títulos tratan un conjunto variado de temas con finalidad divulgativa, actitud crítica y mentalidad ilustrada, entre los cuales también se abordan cuestiones lingüísticas y de estilo y reflexiones sobre las lenguas extranjeras y en concreto la francesa. Si en el discurso "Glorias de España, segunda parte" (TCU, t. IV, XIV), manifestaba la poca aplicación de los españoles al estudio de lenguas vivas, aventurando sus causas, en su conocido "Paralelo de las lenguas castellana y francesa" (TCU, t. I, XV). Feijoo defiende la utilidad y necesidad del francés para poder leer libros eruditos y curiosos imprescindibles. Más adelante, en 1760, insistió en la importancia del francés, lengua tan docta como el latín y necesaria tanto por la moda como por la calidad de los libros publicados desde un siglo y medio antes en todas las materias, en especial las artes útiles; entonces cifraba en tres mil el número de españoles capaces de leerlo y en 30 o 40 el de traductores capacitados, y reclamaba su estudio atendiendo a razones de difusión cultural, de control ideológico y económicas ("Disuade a un amigo suyo el Autor el estudio de la lengua Griega, y le persuade el de la Francesa", CEC, t. V, XXIII). Al comparar el francés con el castellano, destacó que sus calidades no lo excedían y, en materia de préstamos lingüísticos, propugnó primero el uso de voces propias pero criticó a los puristas y aprobó la formación o introducción de nuevas palabras en casos de necesidad, según una dinámica habitual en las lenguas, constatada con los muchos latinismos y galicismos ya incorporados en menos de un siglo ("Defiende el Autor el uso que hace de algunas voces, o peregrinas, o nuevas en el idioma Castellano", CEC, t. I, XXXIII).

María Dolores Gimeno Puyol 

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