Universitat Rovira i Virgili

Tornar

Diccionario de historia de la enseñanza del francés en España (siglos XVI-XX)

BROCH, JOSEP (siglo XVIII)

No se dispone hasta ahora de ningún dato sobre la vida de este autor a excepción de que era clérigo y maestro de francés, lo cual figura en la portada de su única obra publicada: Promptuario trilingue, en el que se manifiestan con toda claridad todas las vozes que generalmente sirven para el Comercio Politico, y sociable en los tres Idiomas, Cathalan, Castellano, y Francés; à fin de que los poco instruidos en algunos de los dos primeros, entren con menos dificultad à la intelligencia del tercero. Su autor. Joseph Broch Clerigo, y Maestro de Lengua Francésa (Barcelona, Pau Campins, 1771). Lo más relevante de esta cartilla es que se inscribe en la muy escasa serie de obras didácticas que, antes del siglo XX, partieron en alguna medida del catalán para enseñar francés. De hecho, en el siglo XVIII es prácticamente la única, al menos si nos limitamos a las que llegaron a publicarse; solo podría considerarse, si acaso, que presenta levemente esa misma característica una parte del capítulo "Llengua Francesa" de las Instruccions per la ensenyansa de minyons (Gerona, 1749), de Baldiri Reixac. Mucha más entidad presenta, en cambio, su precedente del siglo XVII y primer exponente de la serie: el Dictionario Castellano - Dictionaire François - Dictionari Catala (Barcelona, 1642), salido de la imprenta de Pedro Lacavallería. El Promptuario es una nomenclatura trilingüe, o sea, un vocabulario onomasiológico de sustantivos; está repartido en veintiséis secciones temáticas e integrado por 2655 entradas en catalán, a las que siguen en columnas paralelas sus respectivos equivalentes, primero en castellano y luego en francés. El objetivo es claro: los catalanes entendían las gramáticas del francés redactadas en castellano existentes cuando aparece el Promptuario, por lo que podían bastarles para iniciarse a la lengua francesa; tenían, en cambio, más problemas con los diccionarios francés-español porque no siempre comprendían las equivalencias castellanas; de ahí lo oportuno de esta nomenclatura trilingüe, mucho más barata que cualquier diccionario y reducida al vocabulario fundamental para romper a hablar en francés. Gracias a la presentación de la obra en tres columnas catalán-castellano-francés, el autor pudo acatar la para él reciente Real Cédula de Aranjuez (1768), que imponía el castellano en todo el reino como lengua de la enseñanza; en efecto, puesto que se trataba primordialmente de enseñar francés, el acceso a la columna de esta lengua se realizaba formalmente a partir de la columna central, en castellano. Pero tal presentación también le permitió, probablemente, no traicionar su convencimiento -derivado de su práctica docente anterior a la cédula y ampliamente compartido en el XVIII- de que partir de la lengua materna era lo más recomendable para enseñar una lengua segunda: sus destinatarios de lengua materna catalana podían, gracias a su libro, aprender o perfeccionarse en las dos lengua segundas consignadas en la obra, pasando sucesivamente del catalán al castellano y al francés, puesto que el castellano les era necesario; pero también es obvio que, si lo estimaban conveniente, nada les impedía pasar directamente, saltándose el castellano, de la primera columna en catalán a la tercera en francés. El Promptuario está compuesto por combinación de lo ofrecido en anteriores nomenclaturas español-francés. Broch partió fundamentalmente de la incluida en los Diálogos nuevos en español y francés (Bruselas, 1708), de Francisco Sobrino, que consultó tanto directamente en alguna de sus reediciones como a través de la reelaboración ofrecida por Antoine Galmace en su Llave nueva y universal para aprender [...] la lengua francesa (Madrid, 1748), también repetidamente editada. Pero también tomó mucho de la nomenclatura que incorporó Sebastián Roca y María a su Arte francés (Barcelona, 1750). Puntualmente, acudió asimismo al vocabulario en seis lenguas, entre ellas la catalana, del Libro de los secretos de Agricultura (Zaragoza, 1625), debido a Miquel Agustí y ampliamente difundido aún en el siglo XVIII. No obstante, más que copiar servilmente de sus diversas fuentes, Broch suele reestructurar, corregir y enriquecer las series léxicas que en ellas encuentra. Y, por supuesto, es de su propia cosecha la traducción al catalán de todas las voces de su nomenclátor, con excepción de las que tomó de Agustí. La obra de Broch se ha conservado en ejemplares que mantienen entre sí ligeras divergencias tipográficas, pero nunca se reeditó con fecha de portada diferente. Probablemente, debido a la extensión progresiva del castellano como lengua de la enseñanza, pronto cayó en el olvido. En todo caso, no parece que ejerciera influencia alguna en posteriores obras lexicográficas con el catalán.

Manuel Bruña Cuevas

Bibl.: