Universitat Rovira i Virgili

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Diccionario de historia de la enseñanza del francés en España (siglos XVI-XX)

VESTIMENTA

La manera de vestir es un tema que parece haber despertado gran interés en prácticamente todas las sociedades a lo largo del tiempo. Eso es al menos lo que se puede inferir de la abundante literatura que viene a describir las costumbres habituales a la hora de ataviarse en cada época. Una fuente de información lingüística y cultural interesante y, en general, poco explotada son los libros destinados a la enseñanza de lenguas extranjeras. Es indudable que los repertorios lexicográficos constituyen un recurso indispensable para documentar el paradigma léxico del atuendo en una o varias lenguas. Menos conocida es, sin embargo, la información que sobre el tema de la vestimenta se concentra en otro tipo de libros de carácter didáctico. Por ejemplo, en la parte morfológica de algunas gramáticas [véase /Gramática/] se insertan listados léxicos temáticos, más o menos breves, que vienen a ilustrar algún punto concreto previamente explicado. Sirva de muestra la Gramática francesa (3ª edición de 1708), de Pierre-Paul Billet: en la parte dedicada al género de los sustantivos, se suceden enumeraciones de palabras agrupadas por temas, entre los cuales figura el del atuendo. Se trata de un listado bastante breve y específico, limitado a voces con diferente género en francés y en español, que, en este caso son: "le manteau, la capa, les bas, las medias, le cordon, la toquilla, les chausses, aut de chausses ou culote, calzones, le foureau, la bayna" (1708: 34). Más extenso -hasta setenta y seis entradas- es el listado "de los nombres del vestido" (1763: 78-61) que aparece en la Gramática francesa y española (1763), de Pierre Contaut, cuya función es la enseñanza simultánea del léxico, del uso del adjetivo posesivo y de la formación del plural, de modo que los sustantivos aparecen sistemáticamente registrados en singular y plural, acompañados del adjetivo correspondiente, en entradas del tipo "mi vestido, mis vestidos, mon habit, mes habits".

Muy similares son los listados que conforman los repertorios temáticos destinados exclusivamente a la enseñanza del léxico. Tradicionalmente denominados nomenclaturas [véase /Nomenclatura/], este tipo de vocabulario se encuentra las más de las veces incorporado como apéndice en gramáticas u otros libros de carácter didáctico. Raro es el repertorio temático que no cuenta al menos con un epígrafe relacionado con el "vestido", voz recurrente en los títulos (Carranza, 2012a y 2012b). Con todo, es habitual que el contenido de esos apartados exceda el campo léxico de la ropa y los complementos. Es lo que ocurre en el primer ejemplo de representación del tema de la indumentaria entre las nomenclaturas destinadas a la enseñanza del francés editadas en España. La "Nómina español y francesa" incluida en la Forma gramatical (1707: 115-128), de Abdón Senén Guilla Rubí, cuenta entre sus veinte epígrafes temáticos, con uno titulado "vestimenta" que comprende sesenta y cinco entradas en español y otras tantas equivalencias en francés relacionadas con el traje, los accesorios e incluso con los tejidos empleados para su confección. El número de entradas suele ser mayor cuando el vocabulario aparece distribuido bajo diferentes epígrafes. Un caso llamativo es el del "Vocabulario" (1843: 1-186) inserto en la Guía de la conversación español-francés (1843), de Eugenio de Ochoa, cuyo apartado "Trajes" (1843: 53-58) resulta particularmente extenso: doscientas cuarenta entradas repartidas en un primer subapartado dedicado a los "Vestidos de hombre", otro a los "Vestidos de muger" y un tercero centrado en los "Objetos de tocador comunes á ambos sexos", además de un último listado con los verbos relacionados con el mismo campo léxico. Más frecuente es dividir el vocabulario en dos apartados, uno para el atuendo masculino y otro para el femenino, por lo general en ese orden y siendo el primero más amplio que el segundo. Ese es el esquema que sigue, por ejemplo, la "Recopilación de las voces mas usuales para empezar à hablar en francés" (1781: 1-52) que encabeza el "Suplemento" (1781: 1-308) del Arte de hablar bien francés (1781) compuesto por Pierre-Nicolas Chantreau. En esa nomenclatura hay un epígrafe "Vestidos para hombres", seguido de otro "Para mugeres" (1781: 21-23), con sesenta y cuatro y cuarenta y seis entradas respectivamente, además de un tercero compuesto únicamente por verbos "Del vestir" (1781: 5-6), con veintiuna entradas. A estos se pueden sumar otros epígrafes que abordan temas afines al de la indumentaria. De hecho, es bastante habitual encontrar desarrollado el campo léxico de los tejidos y, a partir del XIX, el de los llamados "objetos de tocador" (joyas, utensilios para el aseo y la costura, cosméticos, etc.). En resumen, con una distribución u otra, los listados de las nomenclaturas consignan sobre todo sustantivos relacionados con las prendas de vestir masculinas y femeninas, los tocados, el calzado, los accesorios a los que se pueden sumar referencias a otras áreas afines al vestido y, en menor medida, verbos semánticamente emparentados con "vestir(se)". Esos listados temáticos atestiguan, por tanto, el paradigma léxico de la vestimenta en dos o más lenguas en una época concreta al tiempo que conforman un corpus capaz de desvelar la evolución léxica del propio campo léxico, íntimamente relacionada con los cambios en la moda.

Temáticas son también muchas de las listas de vocabulario que encabezan las lecciones de los libros para aprender francés publicados a lo largo del siglo XIX. De nuevo la vestimenta es un tema recurrente, ilustrado casi siempre entre las primeras lecciones a través de listados que preceden a textos de lectura o ejercicios de traducción. En el XX, continúan publicándose manuales divididos en lecciones en las que no faltan listados léxicos sobre temas concretos de la vida cotidiana. A diferencia de los anteriores, estos otros listados en los que las voces aparecen casi exclusivamente en la lengua que se quiere aprender, se apoyan casi siempre en una imagen y se acompañan de textos para leer y traducir, de ejercicios prácticos o de diálogos que retoman y amplían el mismo tema del vestido. Así se presenta, por ejemplo, el tema de "les vêtements" en el Segundo Curso del Método Perrier (8ª edición de 1959).

Las colecciones de diálogos [véase /Diálogo/], otro tipo de herramienta didáctica de arraigada tradición en la historia de la enseñanza de lenguas, también resultan ser testimonios relevantes poco conocidos de la evolución de la vestimenta y su vocabulario. Entre los diálogos que con frecuencia se incluyen en las gramáticas o en las guías de conversación es habitual encontrar al menos uno en el que un personaje departe con otro mientras se atavía. Hasta el siglo XVIII, la escena más corriente es aquella en la que un caballero se viste con ayuda de su sirviente; más adelante, la conversación que suele repetirse es la que mantiene un caballero con un sastre, como la que presentó P.-N. Chantreau en el "Suplemento" de su gramática (1781: 85-86), seguida de otros dos diálogos -"Con el zapatero" y "Al peluquero" (1781: 86-87)- relacionados con el tema del atuendo. En el XIX, se amplía el abanico con otros diálogos en los que la protagonista es una dama acicalándose con ayuda de su criada o visitando a la modista y a la costurera. A estos, se pueden sumar nuevos relacionados con el mismo tema. En las "Conversaciones" (1843: 182-324) [véase /Conversación/] recopiladas en la Guía de la conversación (1843) de E. de Ochoa, por ejemplo, se ilustran las situaciones habituales, "Para vestirse un caballero" y "Para vestirse una señora" (1843: 237-240), y otras en la que intervienen personajes relacionados con casi todos los oficios de la moda: "Labor de aguja", "Un zapatero", "Una lavandera", "Un peluquero", "Una modista" (1843: 251-258), "Un mercader de paños", "Un lencero", "Un sastre" y "Una costurera" (1843: 265-271). Este tipo de documento da fe del vocabulario en uso en un momento determinado, pero a diferencia de los listados léxicos, este se encuentra contextualizado, de modo que los textos dialogados ofrecen más información relacionada con los colores, los tejidos y otros detalles que se sitúan entonces en el ámbito particular de la moda. Con este modo de ahondar en las costumbres a la hora de ataviarse en cada época se amplía y diversifica la cantidad de información de orden lingüístico y cultural que se puede recabar en los diálogos. Los datos que proporciona cada listado corresponden a una época concreta, pero la comparación de testimonios de diversas épocas revela una progresiva y constante evolución léxica y cultural. Sirva de muestra el siguiente ejemplo. El protagonista del ya citado diálogo de Chantreau, encarga al sastre una casaca,  una chupa y un calzón -habit, veste y culotte, en francés-, modelo distinto al "trage completo", compuesto por un frac, un chaleco y un pantalón -habit, gilet y pantalon, en francés- y la levita -redingote, en francés- que quiere el caballero del diálogo incluido en la quinta edición de la gramática (1859: 317-319) de Francisco de Tramarría. Estas son voces que pueden aparecer consignadas en repertorios léxicos -temáticos o alfabéticos- coetáneos, pero el texto de los diálogos va más allá. Así, en el texto de Tramarría se incluyen detalles sobre las tendencias a la hora de vestir en su época: entre otros, se apunta que el color azul celeste "pasa pronto", que entonces se estilaban las mangas anchas, los pantalones con trabillas y el talle largo, pormenores estos que figuran idénticos en el texto correspondiente de la guía de Ochoa (1843: 277). Otras conversaciones recogidas en esta última guía están salpicadas de apuntes de moda, como que lucir un sombrero de terciopelo negro era "la última moda" en tocados femeninos o que el adorno "en boga" en ese momento eran las plumas; incluso se cuelan descripciones propias de revistas especializadas, del tipo "haré el cuerpo del vestido de mañana en forma de corazon, cruzado y liso, con lazos á lo largo de la falda, las mangas sesgadas, estrechas por abajo, y anchas por arriba con botones de trecho en trecho" (1843: 270). Por estos textos puede saberse, entre otras, cosas que la costurera se encargaba exclusivamente de confeccionar vestidos, mientras que la modista vendía los accesorios que debían completar el atuendo (abanicos, delantales, guantes, tocados, pañuelos...). Así pues, de los diálogos [véase /Diálogo/],  se puede extraer información tanto de orden sociocultural como lingüístico, pues a partir de ellos es posible componer un campo léxico bastante amplio de la vestimenta y la moda que incluye sustantivos, verbos y adjetivos.

Además de poner de manifiesto la evolución del vocabulario de la indumentaria y, por ende, de las tendencias a la hora de vestir, los testimonios ofrecidos en libros de carácter didáctico de distintas épocas pueden traslucir diferencias entre los trajes de distintas regiones. Un ejemplo ilustrativo de este último aspecto es el Abrégé élémentaire des différences les plus remarquables entre la France et l'Espagne (1829), de Pablo Dupuy, libro que puede considerarse un precedente de los manuales de civilización (cf. Fischer, 2009). Destinado, según las palabras de su autor, sobre todo a estudiantes españoles de francés con intención de visitar Francia, en ese Abrégé se desgranan las costumbres de la vida cotidiana especialmente llamativas a ojos del visitante. En uno de los veintiocho diálogos entre un francés y un español que componen el libro de Dupuy se abordan precisamente las diferencias "Del Trage" (1829: 70-77) de un país y otro. En ese diálogo, los personajes centran la atención en componentes particulares, como la basquiña y la mantilla, elementos del conjunto femenino especialmente castizos, o en el distinto uso de ciertos complementos comunes a ambos trajes, como el abanico, que las francesas usan "alguna vez en verano", mientras que las españolas lo llevan durante todo el año "por diversión", convirtiéndose, además en "el fiel intérprete de las pasiones del bello sexo" (1829: 73).

Es cierto, pues, que la indumentaria es un tema frecuentemente ilustrado en diversas obras de carácter didáctico, en especial en las nomenclaturas y en las colecciones de diálogos [véase /Diálogo/], y hasta en la parte dedicada a la morfología y a la fraseología de las gramáticas [véase /Gramática/]. La cantidad y calidad de los datos de carácter lingüístico y sociocultural que puede obtenerse de esas fuentes es bastante desigual, entre otras razones porque el tratamiento dado al tema del vestido varía mucho según la época y el autor. Con todo, en líneas generales, se puede conformar un corpus lingüístico en una o varias lenguas que abarca el vocabulario esencial de las prendas de vestir y accesorios cotidianos, a partir del cual es posible esbozar un retrato del traje en un momento concreto que, en determinados casos, se ve enriquecido con detalles de moda.

Ana Mª Carranza Torrejón

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