Universitat Rovira i Virgili

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Diccionario de historia de la enseñanza del francés en España (siglos XVI-XX)

DOMÍNGUEZ HERVELLA, RAMÓN JOAQUÍN (Verín, provincia de Orense, 1811– Madrid, 1848)

Lexicógrafo, gramático y librero-editor. Según algunos testimonios habría sido también profesor de francés durante un tiempo. Hombre con fuertes inquietudes políticas, en mayo de 1848 participó en Madrid en una insurrección contra el gobierno conservador de Narváez, reflejo de las revoluciones acaecidas aquel año en Francia y en otros puntos de Europa, en la que encontró la muerte. Suárez Gómez (2008: 144) precisa que "murio en las barricadas madrileña, en 1848, en un motín por él mismo dirigido". La Gran Enciclopedia Gallega proporciona más datos sobre Domínguez informando que cursó estudios en Santiago, sin especificar cuáles, y que más tarde profesó como novicio en el convento de San Lorenzo de la misma ciudad, abandonándolo antes de profesar y trasladándose seguidamente a Madrid. Posiblemente durante algo tiempo, aunque no existen datos concluyentes al respecto, pudo residir en Francia, pues sus diferentes trabajos relacionados con la lengua francesa parecen darlo a entender. Lo que es cierto es que durante bastante tiempo R.J. Domínguez al que Manuel Seco (1985), uno de los estudiosos españoles que más se ha interesado por su obra, califica de "lexicógrafo romántico", no contó en principio entre los nombres importantes de la lexicografía española del siglo XIX, y ello a pesar de que  tras su muerte no faltaran  notas elogiosas sobre su persona y obra, como se hace patente en la aparecida en una edición póstuma de su Diccionario Nacional: "Este aventajado y malogrado  filólogo, á cuyos especiales trabajos se debe la conclusión del gran léxico que no pudo terminar por sí mismo, ocupará algun día el distinguido lugar que le corresponde entre los sabios y los españoles más dignos [...] Entretanto, sólo diremos que trabajó constantemente para instrucción de la juventud y para gloria de la literatura nacional" (cit. por Iglesia, 2008: 81). Y ello sin contar que, como señala el propio Seco (1987a: 157), su Diccionario Nacional fue después del de la Academia el diccionario de la lengua castellana más reeditado en España en la segunda mitad del siglo XIX.  

Lo que es cierto es que sus trabajos tanto sobre lexicografía monolingüe como bilingüe con el francés y el español, representan aportaciones nada desdeñables en el panorama lexicográfico español del siglo XIX. De ahí sin duda el interés que se ha ido despertando en los últimos años por la obra de Domínguez entre algunos estudiosos, una obra que se extiende a lo largo de muy pocos años que son justo los cuatro que preceden a su muerte. En 1844 da a la imprenta su Nueva gramática francesa, compuesta para el uso de los españoles y consultada con los mejores autores (Madrid, Tomás Aguado y Cía) que debió tener no poco éxito ya que un año después, tras ser corregida, sería reeditada en otra imprenta madrileña. Ese mismo año de 1844 aparecían también en la misma imprenta unas Reglas de ortografía francesa, sacadas de la Gramática de D. Ramón Joaquín Domínguez que sólo era una parte desgajada de su Gramática (Bruña, 2003: 283). Hay que decir respecto a esta última obra que Domínguez, tras intentar tomar sus distancias en ella respecto a la gramática de Chantreau al afirmar que  "tiene muchos defectos en sus reglas", acaba admitiendo que entre todos los métodos para la enseñanza del francés  es este "el más bien ordenado, el que siguen casi todos los profesores y el que me prometo seguir en esta gramática todo lo que me sea posible" (Suárez Gómez, 2008: 144).  A lo largo de los dos años siguientes Domínguez completaba el conjunto de sus obras destinadas a la enseñanza/aprendizaje del francés con la publicación de su Diccionario universal francés-español y español francés: por una sociedad de profesores de ambas lenguas (en 6 tomos, Madrid 1845-1846) que empezó a publicarse en la imprenta Viuda de Jordán e Hijos, aunque la mayor parte de los tomos fueron publicados por el propio Domínguez  en su "establecimiento léxico-tipográfico". Manuel Bruña (2003: 287-288) que ha estudiado con precisión los contenidos del diccionario enciclopédico bilingüe de Domínguez no ha dejado de subrayar las influencias recibidas por la obra, ya sea del diccionario de Bescherelle  para la parte francés-español como del de la Real Academia española para la parte español-francés, en este caso con algunas modificaciones que Domínguz creyó necesarias. Pero Bruña (ibíd.) no deja de subrayar los  aciertos del diccionario, especialmente el que supone la recuperación de la pronunciación figurada que había dejado de estar presente en los diccionarios bilingües con el francés y el español desde los tiempos de Barthélemy Cormon y Claude-Marie Gattel, hasta el punto de quedar fuera del de Núñez de Taboada, el diccionario bilingüe francés-español quizá más famoso de la primera mitad del siglo XIX. Ni tampoco hay que dejar de lado lo que en principio puede parecer un aspecto negativo del diccionario de Domínguez, pero que a la postre acaba convirtiéndose en una baza importante, es decir el fuerte subjetivismo que impregna la obra y que sirve para informar no sólo de las ideas del propio Domínguez como de ciertas corrientes de  pensamiento y costumbres de su tiempo. De hecho, a pesar de las fuertes críticas recibidas, Domínguez, no será el único en aventurarse por los procelosos caminos del diccionario enciclopédico bilingüe, como demostrarà casi cuatro décadas más tarde Nemesio Fernández Cuesta, aunque tampoco este se librará de críticas, probablemente porque el subjetivismo que acompañaba a estos diccionarios enciclopédicos  estaba reñido con la objetividad que se supone debe caracterizar a un diccionario general bilingüe.   

Domínguez publicó también un Diccionario de bolsillo, español-francés y francés-español, con todas las voces de las respectivas Academias (Madrid, Viuda de Jordán e Hijos), y entre 1846-1847 su Diccionario nacional o Gran diccionario de la lengua española, publicado, como algunas otras de sus obras, en su propio estrablecimiento tipográfico.

Juan F. García Bascuñana

Bibl.: