Universitat Rovira i Virgili

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Diccionario de historia de la enseñanza del francés en España (siglos XVI-XX)

LACAVALLERIA, ANTONI (¿Barcelona?, ¿antes de 1625?) – ¿Barcelona, 1700?)

Tipógrafo e impresor barcelonés. Heredó el negocio familiar en 1645 a la muerte de Pere Lacavalleria del que era hijo (o hermano, según otras fuentes). A lo largo de medio siglo publicó una cantidad considerable de libros, sobre todo de temática religiosa como solía ocurrir en la época, convirtiéndose en el principal impresor barcelones de su tiempo. Entre sus numerosas publicaciones, hay que destacar su importante producción de literatura de cordel, de gran aceptación y difusión si bien su calidad literaria dejaba a menudo bastante que desear. Pero junto a estas publicaciones,  Antoni Lacavalleria editó no pocas libros destacables, como las Obras de fray Bartolomé de las Casas (1646), El criticón de Baltasar Gracián (1664), El diablo cojuelo de Luis Vélez de Guevara (1680), las Fábulas de Esopo (1682) o el Gazophylacium catalano-latinum. Pero entre esos muchos libros salidos de la imprenta familiar durante los largos años en que la regentó Antoni Lacavalleria, hay que citar la reimpresión de dos libros estrechamente relacionados con la enseñanza del francés, editados ambos en 1647: el diccionario trilingüe castellano-francés-catalán de Pere Lacavalleria y la gramática francesa de Baltasar de Sotomayor. La primera edición del diccionario databa de 1642 y se reimprime sin ninguna modificación respecto a la edición original, sin ni siquiera modificar la dedicatoria que allí aparecía, dirigida a  Urbain de Maillé, marqués de Brézé, que había sido virrey de Cataluña entre 1641 y 1642, en los primeros tiempos  de la sublevación catalana contra la corona española, que acarreó la incorporación durante más de una década del Principado a la monarquía francesa, exactamente entre 1640 y 1652. En cuanto a la vieja Gramática de Baltasar de Sotomayor, publicada en Alcalá de Henares, tres cuartos de siglo antes, junto con el Vocabulario de Jacques de Liaño, se reimprimió tras suprimir cualquier referencia a sus respectivos autores, así como el lugar y fecha de la primera edición, convirtiéndola así en una obra en la que sólo constaba el nombre del impresor. Sin embargo, Lacavalleria mantuvo la nota dirigida al lector y también incorporó una buena parte del Vocabulario de Jacques de Liaño. Contra esa manera de proceder se muestra especialmente severo Gonzalo Suárez Gómez (2008: 68), que no duda en tildar a Antoni de Lacavalleria de "desaprensivo impresor", al que no le importa que pueda considerársele erróneamente autor del libro además de impresor. En cualquier caso lo que parece sobre todo interesar a Lacavalleria es poder sacar provecho económico de la situación política de un momento en el que los libros para la enseñanza del francés tenían una gran demanda tras la  integración del territorio de Cataluña en el Reino de Francia.

Juan F. García Bascuñana

Bibl.: