Universitat Rovira i Virgili

Tornar

Diccionario de historia de la enseñanza del francés en España (siglos XVI-XX)

CENTROS EDUCATIVOS

Centros estatales: se trata de los centros públicos administrados por el Estado, dependiendo del Ministerio de Fomento durante el último tercio del siglo XIX, y del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes a partir de 1900. El año 1845, con la entrada en vigor del plan de estudios conocido como Plan Pidal, fueron creados los Institutos provinciales de Segunda Enseñanza. En dicho plan de estudios se contemplaba la enseñanza del francés, como materia optativa. A título de ejemplo, observemos las materias enseñadas en el Instituto Provincial de Barcelona entre los años 1845 y 1857: Gramática, Doctrina Cristiana, Historia del Antiguo y Nuevo Testamento, Ritos Romanos, Mitología, Retórica y Poética, Matemáticas, Autores Clásicos Latinos y Españoles, Geografía e Historia, Elementos de Física y Química, Psicología y Lógica, Ética, Historia Natural y Lenguas Francesa e Inglesa. Unos años más tarde, en el cuadro de asignaturas del Instituto provincial Jaume Balmes de Barcelona correspondiente al curso 1862-63, se contemplaba la enseñanza del francés, en quinto curso de los Estudios Generales, todos los días de la semana. A su vez, en los Estudios de Aplicación se ofrecía la lengua inglesa y la lengua italiana en días alternos. A partir del reglamento de 1857, con la aprobación de Ley General de Instrucción Pública, cada provincia poseía una Junta de Instrucción Pública encargada del sostenimiento de las escuelas e institutos, mientras que la Enseñanza Universitaria corría a cargo del Estado. Por otro lado, en el año 1924 los Institutos Generales y Técnicos pasaron a denominarse Institutos Nacionales de Segunda Enseñanza. Además, el ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes creó, en diciembre de 1910, la Escuela Central de Lenguas de Madrid, que iniciaría su funcionamiento en enero de 1911. Dicho centro sería, durante años, el único centro oficial en España dedicado específicamente a la enseñanza de las lenguas vivas.

Centros privados religiosos: con la aprobación de la Ley General de Instrucción Pública, en 1857, conocida popularmente como Ley Moyano -siendo Claudio Moyano Samaniego ministro de Fomento-se mantuvo y garantizó la enseñanza de la religión, como materia obligatoria, en los distintos niveles educativos, de forma especial en la Primera Enseñanza. A su vez, los poderes eclesiásticos consiguieron mantener el control directo de la mayoría de sus centros educativos. En esos momentos existían numerosas órdenes religiosas que poseían centros de enseñanza en España: los Jesuitas, los Hermanos Maristas, los Hermanos de la Salle, las Religiosas del Niño Jesús, las Escuelas Pías, entre muchas otras ­-algunas de ellas procedentes de Francia. Durante la década de 1870 a 1880 el Estado francés ayudó económicamente a las congregaciones religiosas que se ocupaban de la educación en el extranjero, en un esfuerzo del mismo, a través de su Ministerio de Asuntos Exteriores, por difundir la cultura y la lengua francesas. Sin embargo, la llegada al poder en aquel país de gobiernos radicales y anticlericales condujo, a la expulsión de las congregaciones religiosas en 1904, así como a la separación de la Iglesia y el Estado por ley de 1905 -refrendando las leyes de Jules Ferry que en 1882 habían instituido la escuela pública, gratuita, laica y obligatoria. Del mismo modo que ocurriera en Francia, la suerte de las congregaciones religiosas en la España de esa época dependía de la corriente política que ocupara el poder. Por ejemplo, en 1875, después de la Restauración, se crearon nuevas escuelas religiosas. Una suerte distinta correrían las mismas durante el período de la Segunda República. En 1933, al final del bienio progresista, fue aprobada por las Cortes la Ley de Congregaciones religiosas, por la que estas no podían dedicarse a ejercer la enseñanza, siendo incautados por el Estado los edificios dedicados a este fin para ser convertidos en centros públicos. En realidad, con la disolución de las Cortes decretada por Alcalá Zamora, dicha ley no se aplicaría hasta 1936. La Ley de Congregaciones se hizo efectiva en febrero de ese mismo año, una vez el Frente Popular asumió el poder, y en un intento de terminar con el enorme peso de la Iglesia en el sistema educativo español. No obstante, a partir de 1939 la mayoría de las congregaciones religiosas que poseían centros educativos en España pudieron reanudar su actividad. A título de ejemplo, véase en qué situación se hallaba la presencia de la enseñanza del francés en algunos de estos centros: 1) Las Religiosas del Niño Jesús o Damas Negras, fundadas en Ruan (Francia), en 1662, por Nicolás Barré -religioso de la Orden de los Mínimos y gran pedagogo, considerado el impulsor de la escuela popular en Francia- llegaron a España en 1860 sabiéndose adaptar, desde entonces, a las necesidades y a los numerosos cambios políticos que han ido sucediéndose en nuestro país. Fundaron en Barcelona un convento donde, a principios del siglo siguiente, funcionaba un colegio que gozó de muy buen prestigio. En las clases de enseñanza primaria siempre había una hermana francesa, además de la profesora. En aquel entonces, la lengua vehicular de enseñanza era el castellano, sin embargo, todo el ambiente del centro estaba impregnado de la cultura y la lengua francesas.  Por ejemplo, los saludos se hacían habitualmente en francés; la Historia Sagrada -Histoire Sainte- se explicaba y aprendía en francés; se cantaban muchas canciones francesas y, por último, se estimulaba el uso de dicha lengua con acciones del siguiente tipo: durante el recreo se pedía a las alumnas que jugaran en francés, dándoles un colgante que debía pasar de unas a otras cada vez que una de ellas hablara castellano o catalán. La que se quedaba con el colgante al final del recreo, tenía menos nota en lengua francesa. Toda la cultura religiosa, incluso las oraciones, se enseñaba en francés, además, los libros que se daban a las alumnas como premio a su trabajo escolar, eran también franceses. Así  pues, dadas las características del centro, la esfera cultural estaba netamente marcada por la de aquel país, lo cual facilitaba y completaba el aprendizaje de la lengua. Uno de los manuales empleados fue la Grammaire de Claude Augé. Se trata de un método publicado en París, a principios del siglo XX, pensado para el estudio del francés como primera lengua. Es un manual parecido a la mayoría de los de su época en cuanto a su contenido -éléments du langage, les dix parties du discours, l'analyse grammaticale et l'analyse logique, la syntaxe, notionsél émentaires du style et histoire de la littérature française- pero que además incluye a menudo ejercicios orales. Otras actividades que se hacían en la clase de francés, mediante las que se corregía especialmente la pronunciación de las alumnas, eran: explicar cuentos, aprender, cantar y representar canciones francesas y representar obras teatrales.  2) La Congregación de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, fundada en 1680 por Juan Bautista de la Salle (1651-1719), también en Francia, llegó a España en 1878. A partir de ese momento inició una importante obra educativa en nuestro país, ocupándose, inicialmente, de la primera enseñanza y especializándose en la educación comercial y técnica, en lo que a la segunda enseñanza se refiere. Los centros de la Salle también ofrecían estudios de Bachillerato. El código de la institución de la Salle se halla en el libro escrito por su fundador titulado Conduite des Écoles Chrétiennes. En sus líneas educativas cabe destacar su preocupación por la formación de los maestros, la propuesta de una enseñanza individualizada y activa, y el huir de las exposiciones magistrales del profesor. Se trata de una de las primeras instituciones que sigue los principios educativos de Jean-Jacques Rousseau, al considerar que los educadores deben dedicarse primero al desarrollo mental y físico de sus alumnos y sólo secundariamente al aspecto académico. En lo que a la enseñanza y uso del francés se refiere se observa que esta lengua estaba presente en todas las secciones educativas del colegio: la Sección preparatoria para Ingenieros Industriales, la Escuela Superior de Intendentes Mercantiles, el Bachillerato y los Estudios libres de Comercio. Uno de los manuales más utilizados en dicho centro fue el de Alphonse Perrier, pero también se utilizó el de Ignacio Dublé - catedrático de francés en la Escuela de Comercio de Barcelona. Su Gramática de lengua francesa es una obra eminentemente descriptiva escrita en francés en la que predominan los ejercicios gramaticales referidos al libro de texto o manual, el estudio analítico de las lecciones del mismo, la conjugación de verbos y la traducción. La Congregación ejerció una influencia capital en la enseñanza de la lengua y la cultura francesas en sus centros educativos. Así, desde un principio, los hermanos realizaron las clases en francés. De este modo, pasado un corto período de tiempo, todos los alumnos adquirían un vocabulario básico y frases para poder hacer uso del francés. Tengamos presente que cada grupo recibía, la mayor parte del tiempo, las clases de un mismo profesor que se convertía también en el profesor de francés. A su vez, durante el recreo los alumnos debían hablar en francés entre ellos. Para estimular el uso oral de dicha lengua, y de modo parecido al que ya se ha expuesto en el caso de las  Damas Negras, existía un objeto de madera denominado la parleuse que le era dado -con la colaboración del delegado de clase- a aquel alumno que no hablaba en francés, de forma que el profesor hacía, al final del recreo, una reflexión a aquellos alumnos que habían recibido la parleuse, con el fin de concienciarles de la conveniencia de hablar en francés. Este sistema no suponía nunca un castigo sino un estímulo para los niños. Otra actividad encaminada a estimular el uso oral del francés entre los alumnos era la realización de concursos de conversación -en los que los chicos participaban de dos en dos- y clases de oratoria. Finalmente, en cuanto al trabajo escrito, el colegio realizaba una publicación mensual llamada Bulletin redactada íntegramente en francés. En ella escribían los profesores y los alumnos, elaborando, estos últimos, composiciones diversas, cuentos y poesías. 3) La Compañía de Jesús fue fundada por Ignacio de Loyola en 1540, en París, con el objetivo de difundir la fe católica por medio de la predicación y la educación. Así pues, la enseñanza ha sido desde siempre una de las actividades más importantes de esta orden. El primer colegio de la Compañía de Jesús en España inició su labor, en Gandía, el año 1546. Desde ese momento, los Jesuitas comenzaron a adquirir gran prestigio en el ámbito educativo de nuestro país. En 1572 se fundó un Colegio de la Compañía de Jesús en Madrid con el distintivo de Universidad Pontificia, que posteriormente, en 1625, bajo el reinado de Felipe IV, pasó a llamarse Colegio Imperial. Desde el punto de vista de la enseñanza de las lenguas vivas, este centro contemplaba la presencia del francés, el italiano y el alemán, con una doble finalidad: por una parte la formación cultural y, por otra, la lengua con fines comunicativos ligados al interés diplomático. Se trata, seguramente, del antecedente más importante en cuanto a la presencia de la enseñanza del francés en España. En 1725 Felipe V fundó el Real Seminario de Nobles como un anexo del Colegio Imperial. El nuevo centro surgió, como su nombre indica, con el objetivo de formar a los hijos de la alta nobleza. En el plan de estudios del Seminario de Nobles se seguía contemplando la enseñanza del francés y también del italiano. Los alumnos podían optar, de forma voluntaria, a uno de los dos idiomas. Por otra parte, no debe olvidarse que la monarquía española impulsaba en esos momentos la difusión de la lengua y la cultura francesas. La contribución de la Compañía de Jesús a esa labor resultaría ciertamente interesante ya que la metodología de los Jesuitas, conocida como Ratio Studiorum, ofrece una concepción de la enseñanza con identidad propia y, en palabras de Margarita Alfaro Amieiro "vinculada a la práctica de una metodología moderna para su época en la que se armoniza la actividad intelectual y la actividad verbal, dualidad inseparable para el aprendizaje de una lengua extranjera" (Alfaro Amieiro, 1996: 100). A finales del siglo XVIII, los Jesuitas contaban con más de 600 centros de estudios superiores en Europa, además de participar en la dirección de diversas universidades. 4) La orden religiosa de las Escuelas Pías, fundada por José de Calasanz en Roma el año 1597, tiene la educación como uno de sus objetivos prioritarios. Desde su origen numerosos centros educativos se han extendido por todo el mundo, especialmente por Latinoamérica. En 1677 se fundó en Barbastro el primer colegio de los Escolapios en España. José de Calasanz, pese a ser un gran pedagogo, teorizó muy poco y no dejó redactado ningún tratado de educación como tampoco ninguno sobre la cuestión del método. Aun así, de su actuación se desprende que lleva a cabo una pedagogía con proyección política, es decir, José de Calasanz fue uno de los primeros promulgadores de la necesidad de universalizar la educación dándole un carácter de obligatoriedad que impusiera a los gobiernos el cumplimiento de dicho deber. También debe subrayarse el carácter formalmente democrático de su concepto de escuela. Concibiendo una escuela para todos, establecía la posibilidad de que en sus centros se pudieran cursar todas las enseñanzas, desde las primeras letras hasta la universidad. En cuanto a la segunda enseñanza, este fundador intuyó que la escuela exigía una orientación profesional o separación de las vocaciones, por lo que estableció unos estudios secundarios de humanidades paralelamente a otros estudios secundarios más breves de carácter comercial, fundamentados en la aritmética y el ábaco. De este modo, estamos ante unos centros educativos accesibles a las clases más necesitadas pero abiertos igualmente a las carreras liberales y profesiones de la clase media. Según los documentos conservados en el archivo de la Escuelas Pías de Cataluña, la presencia de la enseñanza del francés en los centros de dicha orden, en la época que nos ocupa, era bastante significativa, especialmente para los alumnos que cursaban estudios de Comercio. Así, en los boletines de calificación semanal de dichos alumnos, el francés siempre estaba presente. Paralelamente al programa oficial se organizaban cursos de ampliación de idiomas. Uno de los manuales de francés seguido, en las primeras décadas del sigo XX, fue el Método Bruño: Método intuitivo de lengua francesa hablada, además del manual de Alphonse Perrier. En los cuadernos de los alumnos se observa una notable presencia de copias de textos en francés, así como de dictados y copias de normas ortográficas. También predominan los ejercicios sobre las conjugaciones verbales. Otras actividades son los análisis morfológicos -y en menor presencia los sintácticos- o bien estudios sobre el sentido propio o el sentido figurado de las palabras.

Centros privados laicos: con menor presencia que los centros privados religiosos se pusieron en marcha durante el siglo XIX algunos centros escolares administrados por iniciativas privadas laicas. En este ámbito se encuentran los centros de la Institución Libre de Enseñanza, las academias de enseñanza privada  -iniciadas en la segunda mitad del siglo XVIII-así como los centros provenientes del extranjero como el Liceo francés o los centros de la Alianza Francesa. El Liceo Francés, por ejemplo, creado por el Estado francés a principios del siglo XX, sigue el programa escolar vigente en el sistema educativo de dicho país. En primera instancia, su objetivo era dar educación a los hijos de los franceses que residían en España, pero en realidad también acogía a los estudiantes españoles. Por ese motivo, la lengua francesa se enseña en este centro concebida como primera lengua. A su vez, la red de centros de la Alianza Francesa se extendió rápidamente por España a finales del siglo XIX. En este caso, la lengua francesa se enseña como lengua extranjera. La red de Alianzas Francesas está tutelada por la Alianza Francesa de París y coordinada, en España, por la Delegación General de las Alianza Francesas ubicada en Madrid. Por último, el Instituto Francés, creado con la finalidad de enseñar francés, también como segunda lengua, y de extender la cultura francesa en España, depende directamente de la Administración francesa. Otras iniciativas privadas laicas surgidas en la época fueron la Escuela Graduada de la Mancomunitat de Cataluña, que posteriormente sería la Mutua Escolar Blanquerna. También en Cataluña, Joan Bardina creó, en 1906, la Escola de Metres, cuyo plan de estudios, de seis años de duración, contemplaba la enseñanza del francés dentro de los estudios generales. A su vez, en quinto curso, se ofrecía la posibilidad de cursar alemán o inglés. Por otra parte, en 1953 se creo la Escuela de Idiomas Modernos de la Universidad de Barcelona. En dicho centro iniciaron su labor, durante el primer año, las secciones de Alemán e Inglés y, al iniciarse el curso 1954-55, se crearon las de Francés e Italiano. La enseñanza de las lenguas se rigió, desde un principio, por criterios eminentemente prácticos, es decir, enfocada hacia un conocimiento instrumental y directo, adoptando una visión de las mismas como instrumento vivo de comunicación y de investigación, al servicio de la ciencia y de la cultura. El estudio de cada lengua comprendía tres cursos: Elemental, Medio y Superior. Ahora bien, si el estudiante superaba unos exámenes iniciales, podía quedar exento de realizar el Curso elemental. Además se ofrecía un Curso de ampliación que se daba simultáneamente al Curso superior a modo de intensificación del mismo. A su vez, la Escuela de Idiomas gestionaba los intercambios de estudiantes españoles con los de los países de las lenguas estudiadas y concedía becas que, en la Sección de Lengua Francesa, provenían a menudo del Instituto Francés. En la actualidad, este centro sigue ofreciendo sus servicios con la realización de cursos variados de lengua, incluyendo la formación aplicada al mundo laboral. Como miembro de la Asociación de Centros de Lenguas en la Enseñanza Superior (ACLES) es uno de los centros homologados en la acreditación del conocimiento de lenguas extranjeras a nivel estatal y europeo. Otra iniciativa destacable en el ámbito de la enseñanza privada laica fue la creación del Instituto Internacional, fundado por Alice Gordon Guliken en 1877, que constituyó un centro pionero para la educación femenina en España.

María Inmaculada Rius Dalmau 

Bibl.: