Universitat Rovira i Virgili

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Diccionario de historia de la enseñanza del francés en España (siglos XVI-XX)

PICATOSTE RODRÍGUEZ, FELIPE (Madrid, 1834 – Madrid, 1892)

Este autor, licenciado en Derecho y en Ciencias por la Universidad Central de Madrid, comenzó su actividad académica como profesor de matemáticas en el Colegio Real Hispano y en el Instituto de San Isidro de Madrid. Es lo que explica que una de sus primeras publicaciones fuera un manual de esa materia destinado a la enseñanza secundaria, es decir, sus Elementos de matemáticas (Madrid, Eusebio Aguado, 1860), repetidamente editado hasta 1925, lo que lo convierte en su obra más conocida por el gran público. Este éxito debió de animar a Picatoste a publicar para la secundaria otros manuales sobre ciencias naturales, física y química, geografía o historia, aunque ninguno sobre la lengua francesa. Su vasta formación lo llevó igualmente a componer obras especializadas sobre la historia de España, la literatura española o la ciencia; así, su biografía de Calderón de la Barca en Homenage [sic] a Calderón (Madrid, Nicolás González, 1881, pp. 7-61), su estudio Don Juan Tenorio (Madrid, J. Gaspar, 1883), sus Estudios sobre la grandeza y decadencia de España (Madrid, Viuda de Hernando y C.ª, 1883-1887) o sus Apuntes para una biblioteca científica española del siglo XVI (Madrid, Manuel Tello, 1891). Esta producción la completó con una importante labor de divulgación científica y cultural en publicaciones como la Revista del Movimiento Intelectual en Europa (que él mismo dirigía), el Museo Español de Antigüedades, El Museo Universal, la Revista Hispano-Americana, La Academia, El Centenario o La Ilustración Nacional.

Paralelamente, Picatoste desarrolló una importante actividad en la política y el periodismo. Sus artículos aparecieron en diarios como Las Novedades, El Manifiesto o El Heraldo de Madrid, llegando a ser director de la Imprenta Nacional y de la Gaceta (1872-1874). Hijo de un liberal, contribuyó activamente al triunfo de la revolución de 1868, por lo que, durante el Sexenio Revolucionario que esta abrió, fue recompensado, aparte de con los cargos citados, con el puesto de jefe del negociado primero de instrucción pública. En calidad de tal presentará a José Echegaray, ministro de Fomento, su Memoria sobre las bibliotecas populares (Madrid, Imprenta Nacional, 1870), de cuyo lanzamiento era Picatoste el principal responsable: el objetivo era enviar a los pueblos, desde el Ministerio, colecciones de obras que pudieran servir para la formación de sus habitantes, adultos o escolares. Pasado el Sexenio Revolucionario, la idea de poner a disposición del gran público obras de iniciación a los conocimientos más variados fue retomada por el editor madrileño Gregorio Estrada, que inició en 1878 su colección "Biblioteca enciclopédica popular ilustrada", cuyos volúmenes, significativamente, estaban todos dedicados a la Sociedad Matritense de Amigos del País. La colección recibió también el apoyo de diversas academias y del Consejo de la Instrucción Pública, que incluyó algunos de sus títulos en la lista oficial de manuales aconsejados. Se componía de seis secciones ("Artes y oficios", "Agricultura, cultivo y ganadería", "Conocimientos útiles", "Historia", "Religión» y "Literatura") y Picatoste fue uno de los autores que contribuyó a surtirlas: Las frases célebres: estudio sobre la frase en religión, ciencias, literatura, historia y política (1879, sección "Literatura"), La estética en la naturaleza, en la ciencia y en el arte: formas elementales (1881, sección "Conocimientos útiles"), Manual de fotografía (1882, sección "Artes y Oficios").

Fue también en la sección "Conocimientos útiles" donde publicó Picatoste el primero de los dos diccionarios que forman parte de la colección: su Diccionario popular de la lengua castellana (1882). No era su primera obra lexicográfica, ya que estuvo precedida de Vocabulario matemático-etimológico (Madrid, Aguado, 1862), de Excursión de Madrid a Bayona, seguida de una breve gramática y un vocabulario vascuence (Madrid, Querol, 1865, con un vocabulario español-vasco) y de El tecnicismo matemático en el Diccionario de la Academia Española (Madrid, S. Martínez, 1873). Esta vertiente encontrará su continuación en el segundo diccionario de Picatoste para la sección "Conocimientos útiles" de la "Biblioteca enciclopédica popular ilustrada": su Diccionario francés-español y español-francés (1886), único bilingüe de los varios que se había previsto incluir en ella. Su presencia misma en la colección es precisamente el principal mérito que puede reconocérsele a la obra si se considera desde la perspectiva de la historia de la lexicografía francés-español. Por lo demás, y considerada en sí, se trata de una obra bastante elemental.

Este diccionario bilingüe de Picatoste comprende cuatro volúmenes de la colección (los números 83 a 86). De ellos, la parte francés-español ocupa los dos primeros y la mayor parte del tercero, lo que deja a la parte español-francés poco más de un volumen. La desproporción puede explicarse por dos motivos. Por un lado, era la parte más extensa la que más útil podía resultar para los usuarios de la época, interesados sobre todo en la comprensión de obras escritas en francés o en la traducción escolar de textos en ese idioma. Por otro, las fuentes de las que partió el autor para componer ambas partes son también muy diferentes: mientras que para la primera se basó en el enciclopédico Diccionario francés-español de Francisco Corona Bustamante, aparecido en 1882, para la segunda le sirvió de guía el diccionario español-francés en versión de bolsillo generalmente atribuido a Vicente Salvá, por más que su verdadero redactor seguramente fuera también Corona Bustamante. Este último diccionario databa de 1856, pero se seguía reeditando cuando Picatoste lanza el suyo; recurrir a él le fue preciso por el hecho de que la parte español-francés del diccionario de Corona Bustamante aún no estaba editada en 1886 (aparecería en 1901). Ambas fuentes fueron sometidas a una drástica reducción por Picatoste, lo que no impidió que, en el diccionario que derivó, para cada lema se ofrezcan a menudo varios equivalentes, generalmente correspondientes a diferentes acepciones; solo que, mientras que sus fuentes proporcionaban a los usuarios las explicaciones necesarias para poder elegir el equivalente más adecuado a cada acepción, no es el caso de la obra de Picatoste, seguramente obligado a ser escueto por condicionamientos editoriales. El resultado es que la obra, bajo un aparente aire de sencillez y claridad, puede no ser la más adecuada para sus destinatarios, es decir, para adultos con mediocre dominio del francés o para escolares principiantes.

El diccionario bilingüe de Picatoste nunca fue reeditado. Pero, como ha quedado dicho, cumplió la función de presentar la lengua francesa como uno de los "conocimientos útiles" que la colección en que apareció intentaba difundir entre las capas populares.

Manuel Bruña Cuevas

Bibl.: